«El hombre mediocre»
de José Ingenieros*
18 de agosto de 2024
Por Arturo Vásquez Urdiales
Hay mucho loco suelto.
En el vasto panorama de las ideas que moldearon el pensamiento social y cultural de América Latina en el siglo XX, pocos textos han resonado con la fuerza y la contundencia de *El hombre mediocre.
Escrito por el sociólogo y médico italo-argentino José Ingenieros en 1913. Esta obra, que ha dejado una huella imborrable en la juventud y la intelectualidad de su tiempo, es mucho más que una simple descripción de tipos humanos; es un análisis profundo de la condición humana, de sus limitaciones y de su capacidad para aspirar a ideales más elevados.
José Ingenieros: Un visionario de su tiempo
Nacido en Palermo, Italia, en 1877, Ingenieros emigró a Argentina a una edad temprana, donde se formó como médico y sociólogo. Su curiosidad intelectual lo llevó a explorar una amplia gama de disciplinas, desde la psicología hasta la filosofía, convirtiéndose en una figura central del pensamiento latinoamericano de su tiempo. Ingenieros no solo fue un académico, sino también un reformador social, profundamente comprometido con la idea de que el conocimiento debía servir para la transformación de la sociedad.
La obra de Ingenieros está marcada por una clara influencia del positivismo, pero también por un humanismo profundo que lo llevó a cuestionar las estructuras sociales establecidas y a abogar por un cambio hacia una sociedad más justa y equitativa. Su pensamiento, aunque enraizado en las corrientes de su época, trasciende el tiempo, ofreciendo una crítica que sigue siendo relevante en nuestros días.
El hombre mediocre: Tipos humanos y su papel en la sociedad
En El hombre mediocre, Ingenieros divide a la humanidad en tres tipos fundamentales: el hombre inferior, el hombre mediocre, y el idealista. Cada uno de estos tipos representa una forma de ser, una manera de enfrentarse a la vida y de interactuar con el mundo que los rodea.
El hombre inferior es descrito como un ser incapaz de adaptarse a las normas sociales, viviendo al margen de la moral y la cultura dominante. Su incapacidad para integrarse lo condena a una existencia de marginalidad, donde su falta de imitación y adaptación lo coloca en un nivel por debajo de la mayoría.
El hombre mediocre, en contraste, es aquel que, si bien ha logrado adaptarse a la sociedad, lo hace de una manera pasiva y conformista. Es un ser sin imaginación, incapaz de concebir ideales que lo impulsen a luchar por un futuro mejor. Vive según las normas y rutinas establecidas, sin cuestionarlas, convirtiéndose en una sombra de la sociedad que lo proyecta. Este tipo de hombre, dócil y maleable, es cómplice de los intereses creados que lo mantienen en su estado de mediocridad. Es un ser que, en su vida acomodaticia, ha perdido la capacidad de amar y de soñar, y que se vuelve un enemigo de todo aquello que represente una amenaza a su conformismo.
Por otro lado, el idealista es el hombre que se atreve a soñar, a imaginar un mundo mejor y a luchar por él. Es un ser que vive en un continuo proceso de transformación, que no se somete a dogmas ni prejuicios, y que busca siempre la perfección en todo lo que hace. Para Ingenieros, el idealista es el verdadero motor del progreso, el único capaz de romper con las rutinas y de abrir nuevos caminos para la humanidad.
*La influencia y legado de *El hombre mediocre**
El hombre mediocre no solo tuvo un impacto profundo en la juventud argentina de su tiempo, sino que también influyó en movimientos de reforma social, como la Reforma Universitaria de 1918. Esta obra, con su llamado a la acción y a la superación de la mediocridad, resonó fuertemente entre aquellos que buscaban un cambio en la estructura social y cultural de su país.
La influencia de Ingenieros se extiende más allá de las fronteras de Argentina. Sus ideas fueron retomadas y reformuladas por pensadores como José Ortega y Gasset, quien en su obra La rebelión de las masas construyó una antinomia similar entre el hombre-masa y el hombre-noble. Ingenieros, con su aguda observación de la condición humana, nos ofrece un espejo en el que podemos ver reflejadas nuestras propias limitaciones y aspiraciones.
Sus frases, como «Nuestra vida no es digna de ser vivida sino cuando la ennoblece algún ideal», o «El hombre mediocre es una sombra proyectada por la sociedad», resuenan con una verdad atemporal que invita a la reflexión. En un mundo donde la rutina y la conformidad parecen ser la norma, *El hombre mediocre nos recuerda la importancia de soñar, de luchar por nuestros ideales, y de no sucumbir a la mediocridad que nos rodea.
En este apunte diario sobre letras hipnóticas, recordamos a José Ingenieros no solo como un crítico de la mediocridad, sino como un defensor apasionado de la originalidad, de la innovación y del progreso. Su obra sigue siendo una fuente de inspiración para todos aquellos que se atreven a imaginar un mundo mejor, un mundo donde los ideales y la creatividad triunfen sobre la rutina y el conformismo.
JOSE ORTEGA Y GASSET Y «LA REBELION DE LAS MASAS», UN VINCULO DIRECTO CON «EL HOMBRE MEDIOCRE»
El libro El hombre mediocre de José Ingenieros y las ideas de José Ortega y Gasset, especialmente en su obra La rebelión de las masas, comparten una preocupación profunda por el estado de la sociedad y la naturaleza humana, aunque abordan estos temas desde perspectivas ligeramente diferentes.
El hombre mediocre de José Ingenieros
Publicado en 1913, El hombre mediocre es un ensayo en el que José Ingenieros explora la naturaleza humana, dividiéndola en tres categorías: el hombre inferior, el hombre mediocre, y el idealista. Su enfoque está fuertemente influenciado por el positivismo y las corrientes filosóficas de la época, que valoraban la razón, la ciencia y la evolución social.
Ingenieros describe al hombre mediocre como una figura conformista, carente de imaginación y originalidad, que se somete a las normas sociales sin cuestionarlas. Este tipo de persona vive en la comodidad de la rutina, aceptando los prejuicios y dogmas heredados sin aspirar a ideales superiores. Es un ser pasivo, que no contribuye al progreso y que incluso puede obstaculizarlo por envidia hacia aquellos que se atreven a desafiar el statu quo.
En contraposición, el idealista es presentado como un ser excepcional, que no solo se atreve a soñar con un mundo mejor, sino que lucha por hacerlo realidad. Para Ingenieros, el idealista es el motor del progreso social, el único capaz de trascender la mediocridad y guiar a la humanidad hacia un futuro más brillante.
La obra de Ingenieros tuvo un impacto significativo en la juventud argentina y en movimientos reformistas como la Reforma Universitaria de 1918, convirtiéndose en un llamado a la acción contra la mediocridad y el conformismo.
José Ortega y Gasset y La rebelión de las masas
Dos décadas después, el filósofo español José Ortega y Gasset publicó La rebelión de las masas (1930), una obra que, aunque diferente en enfoque, comparte la preocupación por la mediocridad y el conformismo en la sociedad.
Ortega y Gasset introduce la antinomia entre el hombre-masa y el *hombre-noble. El *hombre-masa es similar al hombre mediocre de Ingenieros: es un ser común, que vive sin una conciencia crítica, guiado por la tradición y las normas sociales, y que no aspira a ideales elevados. Para Ortega, el hombre-masa es peligroso porque, al carecer de una orientación intelectual y moral propia, puede ser manipulado fácilmente y convertirse en una fuerza destructiva en la sociedad.
En contraste, el hombre-noble es aquel que asume la responsabilidad de sus propias ideas y acciones, y que vive guiado por altos ideales y un sentido de la obligación hacia la sociedad. Ortega y Gasset ve en este tipo de hombre la esperanza para una civilización que enfrenta el riesgo de ser dominada por la mediocridad.
Paralelismos y diferencias
Ambos autores critican el conformismo y la falta de originalidad en la sociedad, y exaltan a aquellos individuos que se atreven a pensar por sí mismos y a luchar por un mundo mejor. Sin embargo, mientras que Ingenieros se enfoca en un análisis moral y social más amplio, Ortega y Gasset centra su crítica en el impacto político y cultural de la masa, preocupándose por la supervivencia de la civilización occidental en un contexto de creciente democratización y pérdida de valores tradicionales.
Ingenieros y Ortega y Gasset ofrecen visiones complementarias sobre la naturaleza humana y el peligro que representa la mediocridad para el progreso social y cultural. Ambos textos siguen siendo relevantes hoy, recordándonos la importancia de cultivar el pensamiento crítico y la aspiración a ideales superiores en un mundo cada vez más conformista.
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